jueves, 15 de septiembre de 2011

Un día en la vida de Zulema

¿Lo de Obama no? sí, fue super importante para mi carrera y todos me recuerdan por eso pero antes ya había incursionado en las ligas mayores de homicidas a sueldo de mano de profesionales del rubro como Schoklender, el petiso orejudo y Robledo Puch. Ellos fueron mis grandes mentores, el Parricidio e Infanticidio claramente se los debo a ellos. El Matricidio, el Soricidio, el Fratricidio y el Filicidio fueron por problemas hogareños, prefiero no hablar de temas personales. En cambio, el Uxoricidio, el Democidio, el Femicidio, el Pogrom y el Regicidio porque si_dió...
Los juzgaron como homicidios dolosos, pero debieran ser culposos, aunque mi terapeuta dice que tenemos que seguir trabajando para arraigar mi recurrente sentimiento de culpa.
Lo del affair con Bin Laden fue un invento para desacreditar mi inminente carrera, lo mio fue 100% profesional, me llamaron y me dijeron: Osama te quiere en el “Bajando a Obama”. Pero no lo conocí hasta que empezó el programa. El Magnicidio era mi deuda pendiente hace rato...  Imaginate que con semejantes maestros de la muerte como Barreda y Yiya Murano en el jurado no podía decir que no, ni hablar del muerto de Sofovich, el nivel exigido era altísimo.
Durante meses practicamos con todo tipo de armas para liquidar al objetivo: ametralladoras, espadas, artes marciales, boxeo, jabalina, bazucas, explosivos caseros, armas químicas, harpón, granadas, cañón de guerra, lanzas, hachas, machetes, mazas, alabardas, ballestas, dagas, liquidación impositiva ...
En el medio me llamaban de Descanse en Paz,  de Tétrica y Mortal, de Linchelo usted misma... me ofrecían cientos de tapas, después hasta los tuppers. Sin embargo el mundo del espectáculo no es nada fácil y menos cuando llegás con semejante entrada: Zulema, la matadora me decían. ¡Zulema la matadora! Lo primero que pensaba la gente era en el innombrable, yo me propuse limpiar el nombre de todas las Zulemas del mundo con un acto que no fueran a olvidar jamás a través del “Bájelo...” Nunca creí que llegaría tan lejos. Pero gracias a mis couchs, mi nutricionista, mi cirujano el Dr. Molde,  mi coiffeur, mi terapeuta, mi psiquiatra y los 125 colaboradores que me acompañaron en todo momento, me con_sangré en el show.
Una vez concretada la liquidación final, me llegaron varias propuestas para el año siguiente pero tanta exposición mediática me estaba sacando del camino. Mi trabajo ya no me producía el mismo placer que antes, de vacaciones ya no tenía ganas de homicidios, sangre ni armas
Mi familia, la que sobrevivió, se preguntaba a donde había ido a parar la Zulema que habían educado
“¿Qué me está pasando? ¿Qué estoy haciendo con mi vida?” Me repetía una y otra vez.
Así fue que elegí tomar distancia y me vine a vivir a Irak para poder descansar sin la mirada crítica de las cámaras. Este año lo voy a dedicar a matar sólo por placer.

martes, 30 de agosto de 2011

Primer amor

Tan solo rozaba los dulces, inocentes y angelicales 15 años cuando mi opinión acerca de los dentistas cambió rotundamente en manos de un joven cordobés con aires de galán, Aníbal Mario su gracia. Parece ser que no le dio el fisic du rol para el canibalismo, y tuvo que conformarse con la odontología.
En cuanto lo vi, ese glorioso día en el consultorio, le recé a San Expedito, La virgen Desatanudos y el Gauchito Gil para que Él, Él con mayúscula, sea el encargado de una renovada amistad entre mi dentadura y mi sonrisa. Tanto tanto tanto lo había deseado durante esos 15 minutos, entre que lo vislumbré y se acercó a mi sillón odontológico, que el milagro finalmente ocurrió y aquel día empecé a creer en el amor omnipresente y todopoderoso. Él me conquistó con su sus manos, su tonada, su ambo, su torno, sus pinzas... ayyy, la fuerza de sus pinzas, prueba irrefutable de un amor in crescendo. No se sabe a ciencia cierta si lo que lo encandiló de mi persona fueron las amalgamas, los caninos en etapa de crecimiento, las paletas torcidas, la aspiradora de saliva colgando del labio o mi sensual forma de dialogar con sus manos en mi boca. Sea lo que fuere, la nube en la que salía flotando cada vez que abandonaba el consultorio crecía y crecía. En cuanto se cerraba la puerta del ascensor, inmediatamente empezaba la cuenta regresiva de los días que faltaban para volver.. nunca antes visto que una persona pensada pensante pensara impaciente en el próximo turno con este perverso profesional. Como un preso me pasaba tachando los días de mi condena. Castigo divino, el día que osara no hacerse presente sin siquiera dejarme en sobre aviso, o, peor aún, que deliberadamente me fuera infiel  y sin reparar en mi presencia pusiera sus manos sobre otra dentadura rebelde, qué irresponsabilidad, sabe Dios las locuras capaz de cometer una quinceañera enamorada.
Nunca creí en el horóscopo pero qué ansiedad me generaba leer cosas como: “pronto recibirás una sorpresa inesperada” (claramente era él que venía a Buenos Aires) o “su vida estará por dar un vuelco determinante para su futuro” (venía a Buenos Aires y además me proponía casamiento!) Él aseguraba que había que enamorarse de los escorpianos, yo ante la duda hacía caso ciegamente, no fuera cosa que Plutón se pusiera en mi contra y boicoteara nuestro amor. Por supuesto, nadie osaría afirmar que hacer uso de los signos del zodíaco fueran meros artilugios sutilmente utilizados para que esta inocente adolescente afirmara su creciente afecto por el pretendiente.
Los meses fueron pasando entre brackets, alambres y luz halógena, hasta que mi mayor anhelo se cumplió y mi Dios hecho persona me invitó a salir. Flotando, llegué al misterioso punto de encuentro secreto, en el café más concurrido de todo Recoleta a dos cuadras del consultorio. Ahí sí que estaríamos a salvo.
Lo que nadie me advirtió fue sobre la capacidad de una simple lágrima con azúcar de convertirse, en cuestión de días, en cientos de lágrimas saladas. Haber sabido tomaba whisky para la interrupción prematura del desarrollo de las penas ¿o eso sería considerado aborto inducido? Lo que no tenía del todo claro era si lloraba de pena o de dolor por el reajuste de la ortodoncia. Pero así seguimos, entre lágrimas y lágrimas, cuentas regresivas, llamados por unidad, emails gastados de tanto releer y suspirar... nuestra relación duró 2 años, 3 meses, 12 días y entre 3 y 4 horas, no podría asegurarlo a ciencia cierta. Bueno, a decir verdad él nunca estuvo enterado de esto... pero con la cantidad de noches en vela que me pasé imaginando nuestro futuro en la casita del pueblo cordobés con 5 hijos, 3 varones y 2 mujeres, los perros, las vacaciones en la playa, las visitas de los matrimonios amigos en el campo, la ampliación de la casa, el asado del domingo, la excepcional relación que tendría con su madre, la educación de los retoños, el primer día del padre, los regalos de aniversario... con tanta historia vivida ¿quién se atrevería a negar lo nuestro?
A decir verdad las citas fuera del ámbito médico fueron contadas con las manos, pero la promesa inquebrantable de un nuevo encuentro el primer viernes de cada mes a las 15:00 horas fue chispa suficiente para encender la llama de mi amor.
Con el paso del tiempo y ya con los incisivos, caninos, molares y premolares en su lugar, la relación (de la que el no estaba al tanto) se desgastó. Sin los brackets, kryptonita capaz de debilitar a Super (Anibal) Mario, ya no tenía armas para retenerlo junto a mi.
Lo nuestro no pudo ser, en realidad, nunca me habían gustado los dentistas.

lunes, 15 de agosto de 2011

0-800

Hola, mi nombre es María, tengo 24 años.
Soy diseñadora de interiores, de géminis, mi color preferido es el gris topo azulado. Mi peor enemigo: las tarjetas de crédito, soy peligrosamente consumista.
Mi mirada sobre las vidrieras se asemeja a la de un hombre siguiendo los dotes de la mujer al caminar: A lo lejos identificamos el objeto de deseo, a medida que avanzamos nos vamos asegurando una buena ubicación desde donde apreciarlo con más definición, una vez que hemos logrado estar a la par, aminoramos la marcha, estirando lo más posible el momento de placer, y seguimos caminando a paso lento siguiendo con la mirada y poniendo a prueba la torsión del cuello de ser necesario. Debo confesar que esto es un acto reflejo irrefrenable, lo cual dará a usted la posibilidad de deleitarse con otras féminas al tiempo que mis ojos se salen de sus órbitas en un intento por traspasar el vidrio.  Si hace falta más para comprobar la verosimilitud de mi condición, basta con consultar al par de zapatos sin uso que reposan cómodamente en su cuna de cartón y papel de seda.
No solo eso, además soy portadora del virus VAI (Virus del Ansia Incontrolable). Está científicamente comprobado que los enfermos con el síndrome del alto consumo tienen un 43,18% más de probabilidades de sufrir también esta afección.
El tiempo de espera de un conmutador así como la carga de un sitio web con conexión lenta se pueden convertir, en cuestión de segundos, en el método de tortura más efectivo. 
Para paliar la crisis, mi gurú me enseñó el método de la cuenta regresiva partiendo del diez e involucrando todo el cuerpo: Cierro los ojos, aflojo los hombros, respiro hondo, inhalo... exhalo... y... diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos... pero claro, nadie adaptó esta técnica a personas mancas de dedo meñique. Helo aquí: otro tentador atributo que hacen de esta a la mujer perfecta e inigualable.
Pero si a usted todo esto aún no le parece suficiente, llamando ya, se puede llevar una suegra completamente de remate por el mismo precio. ¿Sus amigos son más elegantes? ¿Sus colegas, más exitosos? ¿Es la oveja negra de la familia? Ahora tendrá con qué regodearse llevándose totalmente de regalo a la suegra con mayor cantidad de enfermedades psiquiátricas diagnosticadas antes visto.
Llame ya, los operadores lo están esperando!

lunes, 14 de febrero de 2011

Historias de tren - Segunda Entrega

Ella, una mujer de tez morena entrada en años pelea contra el sueño, su cuerpo se rinde con el andar del tren. Su cabeza se va cayendo suavemente sobre el hombro de la rubia treinteañera sentada a su lado, como la lluvia cae sobre Luis Miguel, mirona concentrada espera el momento, observa atentamente cada movimiento de morocha, cada movimiento de rubia, morocha no puede controlar su cabeza, rubia se mueve incómoda ante el peligro inminente, mirona reza para que ocurra el milagro, un pequeño milagro que le alegre el viaje... y así sin más, lejos de toda predicción justo en el momento cúlmine: rubia se levanta rápidamente dejando a mirona decepcionada con la mirada pérdida en el asiento ahora vacío...

Mañana no lo pensará dos veces cuando de llevar un libro que le entretenga el viaje se trate.

jueves, 6 de enero de 2011

Lo que mata es la ansiedad

Si hay algo que me pone muy pero muy mal es esperar.
Esperar el colectivo, esperar a una persona, esperar el fin de semana... pero lo que peor peor me pone es esperar que se cargue una página.
Ufff, desde que pasó la era de dial-up y el windows 95, no puedo tolerar ver como el circulito gira como un perro siguiendo a su cola, las barritas que avanzan como un colectivo por maipú y santa fe a las 10 de la mañana, me hace mal, mi cerebro va a mil por hora, cuento hasta 10, respiro profundo, me contengo a mi misma antes de agarrármela con el teclado y/o el mouse, después de todo ¿Qué culpa tienen ellos de que el servidor hoy esté lento?
¿Cómo hacíamos antes para abrir de una página por vez y esperar 5 minutos a que se cargue la bandeja de entrada?
Mientras tanto las páginas siguen sin cargar.
¿Por qué no te buscás otra cosa para hacer querida? me preguntarán.

- Ok, voy a escuchar música... ah no, claro, si no carga facebook, ¿Por qué lo haría Grooveshark?
bueno, miro una película, el día está ideal para sillón y película jolibudense. Pero si nunca se me ocurrió bajar una (ni hablar de comprar), con Cuevana es mucho más práctico y tengo variedad (cuando anda internet gil!)
Me rindo, mejor me dedico a cocinar, parece ser que todavía queda un libro de recetas juntando polvo en el estante.
Arrivederci

PD. Cuando dije que no hay nada peor que es esperar a que se cargue una página, mentí.
Peor es que se cargue... sin formato.

miércoles, 5 de enero de 2011

Historias de tren - Primera entrega

Me subo a un tren que rara vez frecuento, me siento extraña, no estoy acostumbrada a su andar, a los frenos, la bocina, a mis pelos al viento. No conozco a los vendedores ambulantes ni a los limosneros de este ramal: no reconozco a los honestos de los actores y ante la duda desconfío, porque: sí, señores, para no pasar por boluda, desconfío.
El tren se dispone a salir de la terminal y enseguida aparece un hombre en silla de ruedas abriéndose paso entre las pocas personas que van paradas, lo veo venir mientras trato de concentrarme en la lectura y en este mismo momento me pregunto cómo se procede en estas situaciones.
Él va repartiendo un papelito ancho y 1 cm de alto que rezaba: "HOY TE PIDO TU AYUDA SI PODES UNA VEZ MAS. MUCHAS GRACIAS X LA MANO" y yo me pregunto si le acepto el papelito para devolvérselo 3 minutos más tarde o le ahorro la molestia y le hago cara de "perdoname, me gasté las últimas monedas que tenía en el boleto"
Parece sincero y ahí se mezcla la desconfianza con la culpabilidad.
¿Y si es en serio y me estoy guardando 3 morlacos que a él podrían serle útiles? ¿Y si le doy LA moneda que tengo reservada para el colectivo que sigue y a la noche se mata de risa de todos los ilusos que le creímos el cuento del accidente mientras trabajaba en negro y los 17 hijos que tiene esperándolo en su casa? Mientras pienso en todo esto, laa mujer que lo acompaña nos cuenta su historia, aunque el ruido del tren tapa su voz, enseguida retira los papelitos muy amablemente y para mi sorpresa: también varias colaboraciones.. en mi tren no son tan generosos.
Sigo debatiéndome interiormente sobre la moral y los limosneros, el debate no duró mucho...
en pocos segundos me vuelvo a distraer.


martes, 4 de enero de 2011

Ya fue el modelaje, ya fue la cámara, ya fue la fama...

Femenino estaría bebiendo cebada fermentada como solo una dama sabe hacer: del pico y en un auto en movimiento, cuando un lomo de burro, un pozo en el camino o una conductora alcoholizada (no se estaría pudiendo dar con el motivo del exabrupto) provocó un golpe seco entre la botella y el diente superior derecho de la femenino.
Una primer hipótesis sugería que el material encontrado sería de la botella en cuestión, pero ésta fue rápidamente descartada por los peritos al verificar a través del órgano móvil situado en el interior de boca que se trataba ni más ni menos que de un pequeño fragmento del incisivo de la femenino.
Afortunadamente no hemos tenido que lamentar víctimas de gravedad ya que la falta de la joven afectada no se percibe a simple vista, a pesar de ello se procederá según el protocolo con una visita al odontólogo, el cuál determinará lo que sea conveniente para la víctima del siniestro.